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Cómo afrontar el duelo agudo
El obstáculo fundamental al que nos enfrentamos cuando estamos al lado de una persona en duelo y que queremos ayudarlos son nuestros propios miedos: miedo al dolor, a la muerte, a no saber qué decir o hacer, miedo a lastimar más, etc.
Acompañar a alguien en el duelo es centrarse en el otro y estar cerca de quien sufre, sabiendo que no tienes la capacidad de liberar mágicamente el dolor de nadie. Pero podemos ofrecer una ayuda fundamental escuchando, mostrando interés, ofreciendo ayuda concreta y respetando el enfoque de cada uno.
¿Realmente puedo recuperar a mi ex?
Sin conocer tu caso particular, no podemos garantizar que encuentres tu relación. Pero lo que podemos hacer es señalarle dos razones muy poderosas por las que vale la pena probar una estrategia:
“QUIERO DECIRLES QUE TENGO TIEMPO PARA PENSAR, ME GUSTARÍA CONVERSAR CON USTEDES. CUANDO SE SIENTA LISTO, NO DUDE EN CONTACTARME.”
Esta es una declaración arriesgada porque puede molestar a tu ex, pero tienes una gran ventaja: aclara la situación. Sin embargo, esta es una oración bastante equilibrada porque especifica que lo has pensado a lo largo del tiempo y dejas a tu ex en libertad de contactarte, sin presiones directas. Estos dos elementos dan una impresión de madurez y tranquilidad.
Precisión que es importante: para enviar este tipo de sentencias es recomendable que haya transcurrido cierto tiempo. Enviar este tipo de frases con la intención de recuperar a tu ex, dos días después de una gran pelea por ejemplo, no tendría sentido.
A veces separarse forma parte de encontrar tu camino en la vida
En el día de hoy estoy seguro que desde hace tres años tomamos la decisión correcta, nuestra esposa está feliz y también nos conocemos , por separado. Solo hay que tratar de ver lo bueno en lo malo. Es cierto que no puedo disfrutar de mi hija todos los días, pero nos permite conectarnos mucho más cuando estamos solos. Los días que no la tengo aprovecho la libertad que me da para tener mi vida, sin tener que dar explicaciones a nadie. Al principio, me costó mucho acostumbrarme a esta doble vida, pero una vez que llegué a este punto, todo vale la pena y me siento muy, muy afortunada de vivir con la sensación de que tengo todo para acompañarla.
La sociedad y el entorno en el que vivimos nos animan a seguir viviendo una relación fingiendo que todo está bien, pensando que «sufrir» y «soportar» es lo que tenemos que hacer, que el matrimonio es así o así que las cosas cambiarán mágicamente.
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