Desde el comienzo de nuestra existencia, la caricia juega un papel muy importante en nuestra capacidad de sentir placer y de relacionarnos íntimamente con otro ser humano.
De pequeños una caricia disminuía un dolor físico o emocional, o nos hacía sentir la persona más importante del mundo para alguien. De adultos es la relación de pareja el espacio ideal para gratificarnos mutuamente con la caricia.
Debes tener en cuenta que las caricias son fundamentales en los contactos sexuales porque nos permiten utilizar nuestro sentido del tacto -el cual está en todo el cuerpo- para despertar el interés. En realidad, deberían estar presentes en la rutina diaria para recordarnos siempre que somos pareja.
Entonces, acariciar es un arte en el cual lo más importante es descubrir qué es lo que le gusta a nuestra pareja. En cuanto a formas y preferencias, puede afirmarse que la mayoría de personas desea ser acariciada por unas manos tibias y suaves; pero otras disfrutan el contacto de unas manos menos sutiles.
Los expertos recomiendan utilizar además de las manos, el cabello, los pies, codos, dientes y uñas para acariciar, frotar y masajear el cuerpo de la pareja. Aconsejan experimentar ejerciendo diferentes niveles de presión con las manos, para generar calor y placer.
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