- Date tiempo para sanar tus heridas. No tienes que apresurar las cosas, y mucho menos cuando los sentimientos están en juego. Claro, tendrás días malos y días buenos, pero solo el tiempo puede ayudarte a ser quien eras.
- No te refugies en las drogas. Mucha gente busca una vía de escape fácil, y es muy tentador escapar durante unas horas consumiendo sustancias realmente dañinas para nuestro organismo. De hecho, algunos depresores como el alcohol pueden empeorar su condición, por lo que no se recomienda.
- Expresa lo que sientes. Reprimir tus sentimientos nunca está bien, pero ahora están de pie y probablemente quieras hablar con alguien para explicarle lo que te pasa. No creas que es un signo de debilidad, pero es una ventaja estar rodeado de personas que se preocupan por ti.
- No lo pienses más. Tratar de recuperar a la otra persona puede parecer factible en tu cabeza, pero en la mayoría de los casos la ruptura es irreversible y no tiene sentido esperar una eventual reconciliación. Pasa la página, anticipa
Ruptura de pareja, consejos para empezar a recuperar el control de tu vida
- El primer paso y el más difícil es aceptar la ruptura de tu pareja. Dejó de amarte, no importa lo increíble que suene y lo difícil que sea de entender. Es cierto, y aunque duela mucho, tu ex pareja ya lo ha decidido, ahora tienes que empezar una nueva vida.
- Eliminar todo tipo de contactos: llamadas, mensajes, Facebook, etc. Te ayudará a no tener información sobre cómo va la vida de tu ex pareja, qué está haciendo o dejando de hacer, con quién está o con quién está saliendo, etc. Para bien o para mal, por un tiempo solo necesitas concentrarte y pensar en ti mismo y en cómo volver a encarrilar tu vida.
- Puede que tengas miedo de lo que pueda pasar, del sufrimiento, de tu futuro. Es normal, tranquilo, porque estás entrando en un proceso donde la incertidumbre y el descontrol suponen mucho desgaste. Pronto superarás estos miedos, porque verás que tienes los recursos para solucionar cada uno.
- No luches por olvidarlo. Ese no es el objetivo, porque es muy difícil olvidar a alguien que amas. Tienes que dar tiempo poco a poco para permitirte reubicar a esa persona en tu corazón de otra manera, con otro sentimiento y que el lugar que ocupa es diferente al que había estado hasta ahora.
- Tolerar el sufrimiento y el dolor que conlleva todo el proceso. Llorar, desahogarse, enfadarse. No pasa nada. Este dolor irá cambiando poco a poco con el tiempo y con el trabajo que hagas para recuperarte.
- No te aferres a tu relación pasada, no cultives todas tus experiencias y te recrees una y otra vez en ellas. Esto solo aumentará aún más tu sufrimiento.
- Si sientes que hay algo dentro de ti que no has podido decirle porque no te ha permitido despedirte, escribe una carta donde te desahogues y dile todo lo que querías Dile. El objetivo no es enviarlo o reabrir un intercambio de palabras, es simplemente para ti, para que finalmente puedas cerrar la puerta que te permitirá avanzar.
- No lo idealices a él ni a la relación. Incluso si la relación ha sido maravillosa, habrá cosas que no han sido del todo perfectas. Cuidado con la idealización, porque si quieres ver solo lo positivo, te será más difícil superarlo. Es bastante común que después de una ruptura, todo lo malo se “olvida” y todo lo bueno ocupa nuestra mente.
- Permítete hablar un rato del tema, desahogarte y pedir ayuda a tus familiares o amigos, porque pronto tendrás que iniciar tus conversaciones recurriendo a otros temas y así evitar que el problema esté permanentemente en tu día a día. vida.
- Busca ayuda psicológica si te sientes abrumado y crees que es necesario. Algunas rupturas son devastadoras porque en ellas se proyectan muchos planes, deseos e ilusiones y desaparecen de repente. No te preocupes, todo tiene solución, a pesar del dolor que nos causa, hay cosas que puedes hacer para superarlo. La terapia de pareja no sólo pretende mantener el vínculo entre dos personas sino ayudarte y apoyarte cuando la ruptura de una pareja es un hecho.
- Despierta cada día con la actitud de querer salir de tu dolor y querer superar la ruptura. Lo alentará a tomar acciones y pensar pensamientos apropiados para lograr ese objetivo.
- Aunque no quieras levantarte de la cama o salir de casa, debes planificar actividades agradables, ocupar tu tiempo con actividades que te llenen y te hagan feliz, porque aunque tu actitud en este momento no es lo máximo, tendrás sensaciones agradables aunque solo duren unos segundos o minutos. Recuerda que la motivación viene después de la acción, es decir, aunque no tengas ganas de hacer nada, hazlo, porque luego te sentirás motivado para continuar y repetir estas actividades en el futuro si te resultaron agradables.
- Trabaja en la reestructuración de tus ideas sobre una reanudación de la relación y no te hagas ilusiones. Es cierto que cada caso es único y no podemos generalizar, pero cuando el otro ha tomado su decisión, estos pensamientos solo hacen que nos quedemos en el dolor indefinidamente, porque lo que alimenta son los deseos y no la realidad.
- Practica una actividad física si te permite relajarte y desconectar mientras practicas deporte.
- Deshazte de ideas que te lleven a pensar que tienes que dejar de hacer cosas porque no tienes pareja. Rodéate de amigos y disfruta de su compañía y de sus alegrías, aunque no sea lo mismo, ellos también te darán grandes satisfacciones en tu vida.
- Intenta evitar y cambia a otros pensamientos más adaptativos, cualquier pensamiento en el que imagines cómo será tu vida ahora o con quién estarás. No alimentes tu mente con ellos, evítalos y transfórmalos porque en este momento solo te están causando un gran dolor.
- Permítete ir más allá de tu historia para restaurar relaciones sanas y estables en el futuro. Superponer tu dolor a otra relación no es fácil, necesitas darte tiempo. Controle su dolor y afróntelo.
Recuerda y pregúntate si realmente sufres porque tu pareja te dejó, o por los pensamientos negativos que generas tras la ruptura al interpretar tu presente y tu futuro como desoladores. Si crees que no puedes ser feliz, que sin tu pareja tu vida se acaba, que no puedes seguir adelante, que no encontrarás a nadie más, o que estarás soltero para siempre, estás sufriendo un terrible conjunto de emociones negativas. Observe y aprecie la calidad negativa y catastrófica de cómo está enfrentando su nuevo futuro. Debes preguntarte si todo lo que piensas y te dices todo el tiempo es cierto porque lo más probable es que, aunque al principio cueste verlo, estos mensajes que te pasa por la cabeza no sean ciertos. Has sido feliz en otros momentos de tu vida cuando esta persona no estaba, has superado otras relaciones, has sido amado por diferentes personas y tampoco tienes el poder de predecir tu futuro. Por todo eso, ¿por qué enviarte este tipo de mensajes hirientes? Solo sabes que hoy sientes dolor y hoy tienes que emprender el camino para superarlo, pero el terrible futuro que te espera no es cierto, sino que tus pensamientos y la veracidad que les das te dañan tremendamente. Es verdad.
¿Qué podemos hacer para afrontar mejor esta situación?
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Acéptalo
Quédate con tu gente.
Explícale lo más cómodo que estés sobre cuál es la nueva situación y cómo te sientes, pero no dejes que esto monopolice la conversación: interesado en cómo están tus amigos, qué noticias interesantes hay en su vida, etc. Intenta divertirte con ellos, escucha sus chistes y ríete si te apetece.
Este no es el momento de endiosarlo o recordar solo los mejores momentos pasados ??con él. Se trata de ser honesto y comprender que si fui yo o la otra persona la que terminó la relación, estaba fallando, algo andaba mal o podría ser una relación tóxica. Es más justo que aplastarte a ti mismo o a tu pareja, sin pensar que eres bueno.
Trabaja tus miedos
Aprender a estar solo es una condición indispensable: tienes que reconocer tus miedos y trabajarlos para que no te dominen. Como decíamos, la sociedad está hecha para las parejas y este estado civil se premia y fortalece desde el exterior. Esto nos lleva a pensar que estando solteros somos incompletos, incluso defectuosos o un fracaso.
Así puede aparecer el miedo al rechazo, a la vergüenza, a que los demás piensen que somos inválidos. Por otro lado, se pueden sumar otros miedos, como el miedo a no volver a disfrutar de una relación.
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