Toda relación tiene sus crisis. Después que has convivido con alguien por algún tiempo, te puedes dar cuenta qué situaciones podrían provocar una discusión; por ejemplo, criticar la forma de conducir de tu pareja. Entonces, tenemos la opción de iniciar o evitar una pelea.
Cuando un desacuerdo se convierte en una discusión amarga para ver quién tiene la razón y quién está equivocado, a veces se dicen cosas que no se pueden remediar. Las palabras hirientes expresadas con ira se recuerdan por mucho tiempo y envenenan la relación. Las discusiones frecuentes amargan la relación. No importa quién gana, ambos quedarán con cicatrices.
Expresa palabras agradables al inicio
Trata siempre de valorar más que criticar. Aún así, tu pareja te colmará la paciencia y tendrás que mencionar el hecho. Tómate tu tiempo y evita ser espontánea con la crítica. Comenta cosas agradables y sutilmente comenta el hecho sin que suene a crítica. Si hay forma de anticiparte a lo que tu pareja hará y sabes que te va a desagradar, trata de buscar alternativas y haz propuestas de opciones en las que ambos queden contentos.
Evitar culpar
Evita las frases: “Tú siempre…”,”Por qué tu nunca…”, etc. Aún cuando tengas una buena justificación para estar enojada, no lo digas; si tu pareja ya se dio cuenta que cometió el error y no te lo dice, simplemente busquen la solución juntos pero sin reproches.
Empatía con su ira
Si tu pareja irradia su ira o frustración, haz que sepa que tú lo percibes. Evita responder a su ira con tu ira; siendo empática, le harás sentir mejor ya que sabrá que estás conciente de sus sentimientos y se calmará. No se trata que le sigas la corriente, porque se dará cuenta y se enojará aún más.
Deja una respuesta