Las rupturas son horribles. Por lo general, son más aterradores para uno que para el otro. Pueden ser tan difíciles que no quieras levantarte de la cama, hablar con nadie, comer… a veces te sientes físicamente incapaz de hacer estas cosas. Lo único que puedes hacer es desplomarte en la cama, sin mirar nada, atrapada en tus pensamientos y llorando. La tristeza, la ira, las dudas y la ansiedad acechan día y noche.
La izquierda: impotencia, frustración y decepción.
La principal dificultad para los que se quedan atrás es asumir que no hay vuelta atrás. Normalmente la mayor parte del tiempo se dedicará a buscar alternativas para volver, encontrando dudas razonables en el otro para que haya opciones de reconciliación y “ver cómo recuperar a mi pareja”. En esta etapa inicial de la ruptura, las dudas reales del camionero, el miedo a lastimar al otro y el miedo a un futuro sin el otro, son cruciales para evaluar los efectos emocionales en el camionero.
Ayuda de la terapia psicológica después de una ruptura
En terapia psicológica, esta es una de las causas más comunes de solicitud, porque lidiar con esta situación no es fácil y muchos veces nos quedamos atascados en el camino y atascados en la tristeza y la obsesión. Por eso voy a intentar daros unas pautas generales para poder afrontar todo esto de la mejor manera posible e intentar superarlo de forma sana y adaptativa.
- Llora, llora y vuelve a llorar: desahoga, grita, suelta el dolor, compártelo con los demás hasta que no tengas más lágrimas que aguantar. Una ruptura es un proceso de duelo, por lo que hay que pasar por varias etapas. El llanto le ayudará a pasar a los siguientes pasos.
- Escribe: Te puede ayudar a ver las cosas con más objetividad, estructurar y no olvidar las cosas, sean buenas o malas.
- Mantente ocupado: pensar en lo que pasó está bien, pero no dejes que te persiga. Haz cosas, sal con gente, trabaja, practica deportes, trata de mantener tu mente ocupada.
- Piensa en positivo: pues sí, estar así es doloroso y duele mucho, pero trata de ser positivo. Aprendes de todo lo que está mal y con el tiempo incluso te das cuenta de que romper la relación fue lo mejor. No te preocupes, te volverás a enamorar. En esta vida todo pasa y las cosas mejorarán.
- Sé racional: claro, hubo cosas buenas, pero si se acabó es porque las cosas malas pesaron más. No olvides lo malo, por eso lo dejaste.
- No te castigues ni te culpes: solo te hace sentir peor. Elimina esos «qué pasaría si» de tu vocabulario. No puedes dar marcha atrás, lo que pasó, pasó y por más que luches, las cosas no cambiarán. Actuaste de esa manera porque siempre creíste que era lo mejor, así que mira hacia adelante y sigue con tu vida.
- Piensa por ti mismo: es hora de ser egoísta. Olvídate del otro y de si lo está pasando mal o no. Ahora es el momento de preocuparse por uno mismo.
- En momentos de crisis, no tomes decisiones importantes: estás confundido y no tienes las ideas claras. Ya hay demasiados cambios para hacer más de lo necesario. Ahora mismo estás en una nube y es mejor no tomar decisiones importantes porque ahora no es el momento. Más tarde, cuando te sientas un poco mejor, tendrás tiempo para decidir con más claridad.
- Déjate ayudar: tus amigos y familiares están contigo, pídeles ayuda, déjate cuidar, no los abandones. Si con el tiempo ves que no mejoras, consulta a un psicólogo, haz yoga o meditación. Si ves que no puedes hacerlo solo, no te avergüences ni te enorgullezcas, pide ayuda.
- Deja pasar el tiempo del duelo: Desafortunadamente, este proceso toma tiempo, por lo que te sentirás mal por días, semanas o meses. Tranquilo, porque necesitas tiempo para digerir todo esto. No seas impaciente.
- Continúa con tus responsabilidades y obligaciones: pero tampoco esperes. La vida continúa y no puedes dejarlo todo atrás. Sin embargo, no dejes que te abrume, sé compasivo y comprensivo contigo mismo.
- Cuídate y quiérete mucho: hazte las cosas, ve a la peluquería, cómprate algo bonito, hazte un masaje. Date un capricho y quiérete, tú eres lo más importante.
- Cierra el capítulo: La vida continúa, no es el final. En el libro de tu vida, es sólo un capítulo más. Con el tiempo, dejará de doler y se convertirá en un recuerdo más.
No dejes que la tristeza te mantenga ocupado.
Antes te dije que te permitieras estar triste, pero no es que la tristeza te invada y te arrastre a un abismo de desolación. Tienes que mantenerte activo. La tristeza es a veces un poco “traición”, te invita a quedarte en casa, sin disfrazarte, sin comer o comer mal, incluso a costa de cambiar tus hábitos de sueño e higiene. Seguir este camino nunca te sacará de la tristeza, sino que te sumergirá en una peligrosa espiral de autodestrucción.
Explica lo más cómoda que estés sobre cuál es la nueva situación y cómo te sientes, pero no dejes que esto monopolice la conversación: interesada en cómo están tus amigos, qué noticias interesantes hay en su vida, etc. Intenta divertirte con ellos, escucha sus chistes y ríete si te apetece.
¡Atención niños!
En un conflicto de pareja también hay otras víctimas. Este es el caso de los niños, que juegan un papel antagónico y muchas veces no entienden lo que sucede entre sus padres. Así, ante un divorcio o una separación, García insiste en la necesidad de actuar de forma «civilizada» y evitar manipular a los niños para no causarles más sufrimiento.
La psicóloga aclara que «la ruptura en sí no debería ser traumática para ellos, pero no sabemos cómo hacerlo». También advierte a los padres que no discutan delante de sus hijos, y que consideren que, tanto en la infancia como en la adolescencia, son como «esponjas» y pueden absorber los conflictos y llevarlos a la escuela. .
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