Para retomar una relación con posibilidades reales, ambos deben estar dispuestos a cambiar de conducta y de actitud, a intentar que la relación vuelva a desarrollarse con naturalidad, a hacer todos los esfuerzos necesarios para que funcione y a dialogar para identificar las piedras que hay en el camino y quitarlas.
Entonces, en lugar de querer leer la mente del otro y esperar que se dé cuenta por sí solo de algo, es preferible hacerle peticiones directas, sencillas y concretas. Habla con toda confianza si te sientes mal cuando él no toma en cuenta tus esfuerzos o pídele lo que te haga falta, como darse abrazos con más frecuencia.
Y para no perder la esperanza rápidamente ante los inevitables malentendidos e inconvenientes que surjan, propios de toda relación humana, hay que tener presente que la reconciliación es un proceso de cambio prolongado, que requiere esfuerzo y paciencia.
Es conveniente fijar un plazo de seis a nueve meses para ver si la relación se salva o es mejor decirse adiós.
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